Historia

Historia de Chonchi. Mapa de Chiloé de 1644
Mapa de Chiloé con iglesias y capillas del año 1644 de Fray Pedro González de Agüeros (Real Academia de Historia, Madrid)

La llegada de los conquistadores españoles en 1492 a América Central, la fundación de Santiago de Chile en 1541 y su presencia en Chiloé a partir de 1567 con la fundación de la ciudad de Castro, por Martín Ruiz de Gamboa y Avendaño, provocó un cambio transcendental en el proceso evolutivo de cientos de pueblos indígenas que desde muy antiguo habitaron estos extensos territorios. Los conquistadores españoles bautizaron a la provincia como Nueva Galicia, nombre que no prosperó, ya que con el transcurrir del tiempo se siguió hablando de Chiloé, que en lengua indígena significa tierra o lugar de gaviotas.

El poblamiento de Chiloé data de unos 6.200 años atrás, cuando los primeros grupos humanos se asentaron en el sector de Puente Quilo, en la comuna de Ancud. La llegada del europeo, cambió la vida de los habitantes del archipiélago y en el caso de la comuna de Chonchi, los españoles conformaron villorrios donde se encontraban asentamientos indígenas. El sector de Rauco, constituye un ejemplo donde se encuentran vestigios arqueológicos en forma de conchales donde se ha comprobado presencia humana por sobre los 4.000 años de antigüedad.

Nacimiento de Chonchi

La Villa de san Carlos de Chonchi, nace como “pueblo de indios” y de este lugar se tenían noticias desde el siglo XVII, pues junto al lugarejo de Vilupulli eran importantes puntos que visitaba la “ Misión Circular” que los sacerdotes jesuitas implementaron hacia 1608, con el objetivo de evangelizar a los habitantes del archipiélago de Chiloé. La ciudad se funda por Real Cédula del rey de España en el año 1767, doscientos años después de la llegada de los españoles a Chiloé.

De Chonchi se ha escrito: que tal vez sea la ciudad isleña con mayor personalidad y prestancia, la que conserva junto a otros villorrios chilotes un mayor número de costumbres y tradiciones, que la hacen particularmente atractiva y sugerente. Sus casas, sus calles y topografía; sus famosas mistelas y sus roscas diferencian a este pintoresco puerto de los demás centros poblados del archipiélago. También sus gentes con apellidos que se repiten, con un hablar melodioso y con modismos muy particulares que persisten hasta nuestros días. Con el transcurrir del tiempo Chonchi fue creciendo y empinándose a los cerros y plataformas de su singular topografía, hasta convertirse en lo que es hoy: la ciudad de los tres pisos, con su calle Centenario, zona típicasu iglesia Monumento Nacional y Patrimonio de la humanidad desde el año 2000.

A principios del siglo XIX, un informe del almirantazgo francés describía a Chonchi como: “un pueblo donde había 6 escuelas primarias y 305 alumnos”.

Fue la época de visita del naturalista inglés Charles Darwin, que con el tiempo se convirtió en el destacado científico que desarrolló la “teoría de la evolución de las especies”. Darwin realizó un viaje desde Castro a Cucao en el año 1835, en su viaje va describiendo un paisaje que le cautivó, se detiene y describe la iglesia de Vilupulli muy cercana a la ciudad de Chonchi y luego viaja rumbo al suroeste con el objetivo de llegar a Villa Huillinco.

Allí descansaron sus cabalgaduras y se trasladaron en bote hacía el lugarejo de Cucao. Junto al mar, ve un paisaje que le asombra y realiza un viaje donde describe la fuerza del mar hasta alcanzar la punta Huentemó. Su descripción señala: “Salimos de Castro y nos dirigimos hacia el sur siguiendo constantemente la costa. Atravesamos muchos caseríos, y en cada uno de los cuales veíamos una gran iglesia de madera. De Hullinco a Cucao nos trasladamos en piraguas y luego a caballo a Huentemó. El distrito de Cucao es el único punto habitado de toda la costa occidental de Chiloé. Allí la mar rompe con furia y me dicen que durante las tempestades los mugidos del mar se oyen en Chonchi y Castro”.

Quizás desde la época de Darwin hasta la actualidad, la villa de Hullinco ha sufrido muchos cambios, pero igualmente en sus casas, iglesia y cementerio podemos apreciar la habilidad manual del chilote; su modo especial de sentir y construir en madera. Huillinco es junto al caserío de Teupa y Cucao uno de los pocos lugares donde en Chiloé se pueden observar particulares cementerios. Donde las casitas de madera nos hablan de una verdadera cultura de la muerte en Chiloé, donde el chilote expresa todas sus creencias y religiosidad popular que se traducen en fiestas patronales, devociones de santos y otras expresiones de fe, donde las iglesias como arte mayor a través de su torre fachada tratan de llegar al cielo.

Llegado el siglo XX, la ciudad de Chonchi se fue consolidando como uno de los puertos más importantes de la provincia. Su vida se desarrollaba principalmente en el sector costanera, ahí llegaban las lanchas, los buques de la ferronave y de la Empresa Marítima del Estado. Cómo no recordar el paso del Trinidad, el Tenglo, el Alondra, el Villarica, el Osorno, el Taitao, el Puyehue y el Navarino. Era una época donde muchos vecinos se reunían en los clubes, tiempos de ayuda mutua, de mingas y fraternidad, en las fiestas se disfrutaba la música de Huiñiqueldo y Cuncuna.

Y en cuanto a sus personajes aún se recuerda con nostalgia a don Ciriaco Álvarez. El Rey del Ciprés, con su huiñiporra y bigote kaiseriano, un hombre que dio mucho trabajo y que de alguna manera fue conquistando los archipiélagos australes. En uno de sus habituales avisos, publicado el 9 de diciembre de 1908, se leía: “Ciprés de las Guaitecas ofrezco en todas las dimensiones, en grandes y pequeñas partidas. Especialidad en durmientes para ferrocarril y durmientes para telégrafos. Para pedidos y precios dirigirse al infrascrito, Ciriaco Álvarez en Melinka”.

Avanzado el siglo XX, muchos pobladores de Chonchi se trasladaron a la Patagonia en busca de trabajo, con esfuerzo y sacrificio ayudaron a su incorporación. En esa época el isleño emigró por necesidad, porque el archipiélago carecía de fuentes de trabajo y la mantención de la familia en una economía de subsistencia ofrecía un complicado panorama para el hombre y la mujer.

En la Patagonia el trabajador chilote contribuyó al desarrollo de  la ganadería lanar, utilizando sus manos como su recurso más preciado. Y en una geografía tan lejana de su natal Chiloé se convirtió en esquilador, domador, peón de estancia, constructor, carpintero, minero, albañil y peletero. Desempeñando múltiples actividades en un territorio lleno de carencias, en una zona sin la efectiva presencia del estado, que a fines del siglo XIX era sólo un espejismo en la inmensidad  del  paisaje que se había  incorporado.

Hoy, en pleno siglo XXI,  los desafíos de la ciudad y comuna son muchos. Sin embargo destacamos en el chonchino el esfuerzo desplegado en sus propias instituciones que desde muy antiguo han tratado de llevar a la Villa San Carlos por el camino del desarrollo y el progreso. Destacable es el panorama que hoy después de más de un siglo despliega el Cuerpo de Bomberos de Chonchi con un importante número de voluntarios que se perfeccionan para hacer real el lema de los bomberos chilenos: salvar vidas y bienes.

En su largo caminar Chonchi se ha desarrollado con el esfuerzo de sus vecinos y autoridades que en el pasado y en la actualidad entregaron y entregan su mejor esfuerzo para beneficio de su comuna y habitantes. Muchos son sus desafíos los que compartimos con su autoridad.

En el pasado la comuna de Chonchi se construyó en base al esfuerzo de sus habitantes. Los que abrieron sendas, limpiaron campos, cultivaron la tierra y fueron hábiles comerciantes. Hoy la ciudad con su arquitectura refleja el esplendor de ese pasado. Tiempos que los habitantes de hoy quieren evocar como base para proyectar su desarrollo y legar su patrimonio a las futuras generaciones.